Los carteles del cine Alba, la última sala X de Madrid

Cartel del cine X, cine Alba

El Cine Alba, y en particular los carteles que anuncian las películas de esta emblemática sala X, son parte del paisaje urbano, cultural y sentimental del centro de Madrid. Rafael Sánchez, proyeccionista y maestro de ceremonias de la sala, es el autor de estos carteles, realizados sobre cartulina blanca con rotuladores de color. Durante las últimas dos décadas, Sánchez ha desafiado la normativa que prohíbe la exhibición de material promocional de películas porno con su estilo colorista y naif. Ejecutados en un pequeño cuarto gris y de paredes descascarilladas en la planta de arriba del cine, junto al ambigú, su autor almacena millares de estos carteles, muchos de ellos salvados de la quema en la caldera de carbón que calentaba el cine hasta su reciente cierre. Ahora, y por primera vez, se expone una cuidada selección fuera del pasillo de entrada del cine Alba, otorgando carta de arte a una colección arrebatadoramente singular, cachonda y extravagante, y sirviendo como documento de un espacio que ha escrito la palabra "Fin" hace escasas semanas.

Cine Alba imagen interior
La exhibición tendrá lugar en La Factoría de Papel, en pleno barrio de Lavapiés, así como en versión online a través de la plataforma de la galería de arte Gunter Gallery.
Lo hará coincidiendo con la Semana Santa, para aportar, de tal manera, una segunda y picante lectura a la ‘Semana de Pasión’.

Rafael Sánchez y el cine Alba han sido objeto de ‘Paradiso’ (2013), un documental, galardonado con el premio Rizoma y exhibido en festivales como el de Málaga, y acaba de ser objeto de la tercera edición del monográfico Dúo, editado por el colectivo Nophoto, y firmado por la fotógrafa Laura Martínez Lombardía y la periodista Sara Brito García.

¿Por qué esta exposición?

La desaparición de los comercios tradicionales del centro de Madrid como cafés cines, pequeñas tiendas de oficios (Fajas Ruiz, Caramelos Paco) o como el caso que nos ocupa, el Cine Alba, recién cerrado el pasado 8 de marzo, provoca una gentrificación o desnaturalización del patrimonio cultural y del paisaje histórico urbano. Los carteles de Rafael Sánchez funcionan, ahora más que nunca, como testigos de un espacio desaparecido, huellas de un planeta terminado: la última sala X de la ciudad y el último cine de sesión continua.

Los carteles del Cine Alba nacieron originalmente como respuesta a la necesidad de anunciar las películas pornográficas sin utilizar imágenes explícitas. De manera totalmente autodidacta y libre de toda influencia artística, Rafael llevó a su máxima expresión la idea de que un cartel funciona como herramienta de reclamo o difusión de un mensaje: a través de sus carteles nos sugiere el mundo singular que acontecía en el hall del cine Alba, una red social peculiar, reunida en torno a una pantalla de alto contenido sexual. Sus carteles, a medio camino entre el cómic y el aliento anarcopop, nos hacen pensar en la necesidad de que existan puntos de vista distintos (maneras de disfrutar diversas) dentro del mismo mundo.

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